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  • Alain Esaic

Estas son las noches


Estas son las noches

que marcan su comienzo 

detrás detrás de las rejas y las trinitarias.

Estas noches en el redil rumiado,

de ala sin ojo;

el silencio desune

a raíz de los extremos.


Son noches faroles 

enganchados contra la pared colonial,

son sereno de lluvia, gemido,

la luz enconchándose de a poco 

recorre grandes distancias,

y son pequeñas en comparación

con la distancia que toma el olvido.


De noche sobra el brillo;

todo es víspera, núbil fiebre

y el meridiano colapsa 

en un orgasmo dilatorio:

nombre perenne, canción dulce.


Estas noches traen

parábolas de esquina,

rodeos de sillas,

voces roncas y turbulentas;

zumbidos tristes,

mapas roídos,

constelaciones abiertas

al sonsonete del cielo.


La noche hace de cueva

porque nos nace otro cuerpo:

la piedra despedida, el fin introvertido,

mesura de los vientos.


Estas noches rompen anestesiadas,

toman el asiento de lo acontecido, 

los números agrupados en su esquina,

las servilletas dobladas, la luz demudada:

y fieras que somos

Como los guijarros

saltamos a una mar de colores.


hasta que quedamos solos nuevamente

solos en la morada del estío

sobre la orilla difusa de una mirada

atentos a la emisión de los satélites,

a la sombrilla caída,,

a las historias irrisorias

en contención de gaviotas

y organización de archivo.


Estas noches imprecisas traen consigo  

lugares densos,

lugares tensos, quizás.


Quizás traen la soledad proscrita,

incomunicable.

Vo resabiada

la noche se desprende

de la apariencia

y está vestida con la suma de su incertidumbre.

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